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martes, 29 de mayo de 2012

DOMINGO 3 DE JUNIO CELEBRAMOS A
"LA SANTISIMA TRINIDAD"


En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.
El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos" Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.
En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino.
Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: "Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas". Son Tres Personas distintas en un sólo Dios, como aprendimos en el catecismo.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.

lunes, 28 de mayo de 2012

ESPIRITU SANTO DE DIOS 
ENSEÑANOS A ORAR
INFUNDE EN NOSOTROS TUS 7 DONES
AYUDANOS A ACERCARNOS MAS A JESUS 
Y POR MEDIO DE EL LLEGAR AL PADRE



LOS 7 DONES DEL ESPIRITU SANTO

  1. SABIDURÍA: Nos permite descubrir la voluntad de Dios, lo que Él desea para que seamos felices.
  2. ENTENDIMIENTO: Nos ayuda a comprender las verdades reveladas de nuestra fe.
  3. CIENCIA: Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo, a ser exactos en el día a día.

  4. CONSEJO: Nos ayuda a saber qué es lo mejor para cada momento. Y nos capacita para ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el buen camino.
  5. FORTALEZA: Cuando los que no tienen fe pierden sus esperanzas, los cristianos tenemos la fortaleza de Dios superar los mayores peligros o dificultades. Nos ayuda a no caer en las tentaciones, y a seguir adelante con optimismo.
  6. PIEDAD: El don de las personas santas, de las que viven en íntima unión con Dios. Estas personas están en constante diálogo con Dios, el mundo lo ven todo con la mirada amorosa de Dios, y lo hacen presente con su vida y testimonio.
  7. TEMOR DE DIOS: Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él. A temer ofenderle, no por miedo, sino por amor.

domingo, 27 de mayo de 2012

DOMINGO 27 DE MAYO CELEBRAMOS
"LA SOLEMNE FIESTA DE PENTECOSTÉS"

VEN ESPÍRITU SANTO
LLENA LOS CORAZONES DE TUS FIELES
Y ENCIENDE EN ELLOS
EL FUEGO DE TU AMOR



SECUENCIA DE PENTECOSTÉS

Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
 Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
 Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
 Amén.







EL ESPIRÌTU DE DIOS ESTA EN ESTE LUGAR

sábado, 19 de mayo de 2012

DOMINGO 20 DE MAYO CELEBRAMOS
"LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR"



Cuarenta días después de la Resurrección, la Palabra de Dios describe cómo Jesús se despide físicamente de sus discípulos, dándoles las últimas instrucciones:

"Y les dijo: - Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará. Y estas señales acompañarán a los que crean en mi Nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos las serpientes y si beben algún veneno no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán- Así pues, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios"
(Mc 16, 15-19; cfr. Lc 24, 50-51).

Mientras miraban fijamente al cielo hacia donde iba Jesús, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo".

 (Hch 1, 3-11)


Celebración.
Celebramos la Ascensión del Señor, es el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, son solemnidades muy importantes de la Iglesia, nos hablan de nuestro destino final: ir al Padre como Jesús y de la fundación y misión de nuestra Iglesia Católica.
Se usa el color blanco, tanto en el altar como en las vestiduras del sacerdote.



Significado de la expresión

Los evangelistas describen al final de los evangelios y al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, que Jesús "fue elevado al cielo", por lo que los cristianos repetimos en nuestro Credo:
"Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre". Esta afirmación es un modo de hablar para decir que Jesús se fue al Padre, llevando consigo su naturaleza humana. La ida de Jesús al Padre constituyó nuestro cielo.
Jesús, al ir al Padre, no entra en un lugar, sino en una nueva dimensión, en donde no tienen sentido nuestras expresiones: arriba, abajo, subir, bajar… Ir al cielo significa, ir a Dios. En el cielo, iremos a unirnos al cuerpo de Cristo resucitado todos los que aceptamos su salvación.

Significado de la fiesta en la iglesia


Según la narración de San Lucas, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor a los cuarenta días de su resurrección. Esta fiesta está dentro del tiempo pascual que consta de cincuenta días y concluye con la Venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. (Cf. Lc 24, 49-53; Hch 1, 3-11; 2, 1-41) La fiesta de la Ascensión no nos habla de un alejamiento de Cristo, sino de su glorificación en el Padre. Su cuerpo humano adquiere la gloria y las propiedades de Dios antes de encarnarse. Con la Ascensión, Cristo se ha acercado más a nosotros, con la misma cercanía de Dios. Es también una fiesta de esperanza, pues con Cristo una parte, la primicia de nuestra humanidad, está con Dios. Con él, todos nosotros hemos subido al Padre en la esperanza y en la promesa. En la Ascensión celebramos la subida de Cristo al Padre y nuestra futura ascensión con él. Al celebrar el misterio de la Ascensión del Señor, recuerda que
EL CIELO ES NUESTRA META
y que la vida terrena es el camino para conseguirla.


"TODO LO QUE EL AQUI DEJO,
NO PASO Y SIEMPRE VA A EXISTIR"







"YO SE QUE EL ALGUN DIA VOLVERA"

viernes, 18 de mayo de 2012

17 DE MAYO CELEBRAMOS A

"SAN PASCUAL BAILÓN"


Vida y milagros de San Pascual Bailón



San Pascual nació en Torre Hermosa, en las fronteras de Castilla y Aragón, el día de Pentecostés de 1540 , fin de la Pascua. Sus padres fueron campesinos.

El Martirologio Romano nos dice que San Pascual Bailón fue un hombre de vida austera y de maravillosa inocencia. La santa Sede lo proclamó Patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Cofradías del Santísimo Sacramento.

Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después, alrededor de los 28 será hermano religioso, franciscano.

Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al Niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.

Un día otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.

De niño siendo pastor, ya hacía mortificaciones. Por ejemplo andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino, le pagaba al otro el pasto que la oveja se había comido con el escaso sueldo que le pagaban.

A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.

Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.

Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".

Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: "¿Dónde está Dios?". Y él respondió: "Dios está en el cielo", y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: "¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor". Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.

Pascual murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.

Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Es que están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto plácidamente.

Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.

Fue declarado santo en 1690.


AYUDANOS SEÑOR A SIEMPRE ENCONTRARNOS DELANTE DE TI ADORANDOTE EN TODO MOMENTO Y EN TODO LUGAR.
DESDE NUESTRO TRABAJO, DESDE DONDE ESTAMOS ESTUDIANDO, DESDE NUESTRO HOGAR O SIMPLEMENTE LLEGAR CONFIADOS  HACIA EL LUGAR DEL TEMPLO DONDE SE ENCUENTRA TU ALTAR, CON ESAS GANAS INMENSAS DE ESTAR DELANTE DE TI ADORANDOTE.

ORACION AL SANTISIMO SACRAMENTO

Con el velo del Santísimo Sacramento
sean cubiertos mis seres queridos.
y no sean heridos, ni muertos,
ni presos, ni cautivos,
ni de sus enemigos vencidos.

por la flor en que nació,
por la cruz en que murió,
hablen y se defiendan
y ablanden los corazones 
que estén en su contra.

 ¡Oh! Jesús sacramentado,
si enemigos ven venir,
la llaga de tu costado 
siempre los ha de cubrir.

con el velo de Maria Santísima
sean cubiertos mis seres queridos.
y no sean heridos, ni muertos,
ni presos, ni cautivos,
ni de sus enemigos vencidos.

El poder de Dios les valga,
la fuerza de la fe, 
 la pureza de María Santísima,
y la castidad del señor San José.
Así sea.

TAMBIEN SIGAMOS ESTE EJEMPLO

EL SANTISIMO SACRAMENTO POR LAS CALLES DE NUEVA YORK



TANTO NOS AMA EL SEÑOR
QUE EL MISMO SALE A LA CALLE A BUSCARNOS PARA RESCATARNOS DEL PECADO Y DEL MUNDO



VIDEOS QUE NOS PUEDEN SERVIR PARA ADORAR AL SEÑOR


ALABADO SEA EL SANTISIMO SACRAMENTO DEL ALTAR







TE QUIERO ALABAR




EL ESPIRITU DE DIOS ESTA EN ESTE LUGAR



GLORIA

martes, 15 de mayo de 2012

15 DE MAYO CELEBRAMOS A
"SAN ISIDRO LABRADOR"




Es el patrono de los agricultores del mundo.

Le pusieron ese nombre en honor de San Isidoro, un santo muy apreciado en España.Sus padres eran unos campesinos sumamente pobres que ni siquiera pudieron enviar a su hijo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener temor a ofender a Dios y gran amor de caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración y por la Santa Misa y la Comunión.Huérfano y solo en el mundo cuando llegó a la edad de diez años Isidro se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de Vargas un dueño de una finca, cerca de Madrid. Allí pasó muchos años de su existencia labrando las tierras, cultivando y cosechando.Se casó con una sencilla campesina que también llegó a ser santa y ahora se llama Santa María de la Cabeza (no porque ese fuera su apellido, sino porque su cabeza es sacada en procesión en rogativas, cuando pasan muchos meses sin llover).
Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Varios de sus compañeros muy envidiosos lo acusaron ante el patrón por "ausentismo" y abandono del trabajo. El señor Vargas se fue a observar el campo y notó que sí era cierto que Isidro llegaba una hora más tarde que los otros (en aquel tiempo se trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde) pero que mientras Isidro oía misa, un personaje invisible (quizá un ángel) le guaba sus bueyes y estos araban juiciosamente como si el propio campesino los estuviera dirigiendo.
L
os mahometanos se apoderaron de Madrid y de sus alrededores y los buenos católicos tuvieron que salir huyendo. Isidro fue uno de los inmigrantes y sufrió por un buen tiempo lo que es irse a vivir donde nadie lo conoce a uno y donde es muy difícil conseguir empleo y confianza de las gentes. Pero sabía aquello que Dios ha prometido varias veces en la Biblia: "Yo nunca te abandonaré", y confió en Dios y fue ayudado por Dios.Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia (él, su esposa y su hijito). Y hasta para las avecillas tenía sus apartados. En pleno invierno cuando el suelo se cubría de nieve, Isidro esparcía granos de trigo por el camino para que las avecillas tuvieran con que alimentarse. Un día lo invitaron a un gran almuerzo. El se llevó a varios mendigos a que almorzaran también. El invitador le dijo disgustado que solamente le podía dar almuerzo a él y no para los otros. Isidro repartió su almuerzo entre los mendigos y alcanzó para todos y sobró.Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con su esposa y su hijito. Pero un día mientras ellos corrían por el campo, dejaron al niñito junto a un profundo pozo de sacar agua y en un movimiento brusco del chiquitín, la canasta donde estaba dio vuelta y cayó dentro del hoyo. Alcanzaron a ver esto los dos esposos y corrieron junto al pozo, pero este era muy profundo y no había cómo rescatar al hijo. Entonces se arrodillaron a rezar con toda fe y las aguas de aquel aljibe fueron subiendo y apareció la canasta con el niño y a este no le había sucedido ningún mal. No se cansaron nunca de dar gracias a Dios por tan admirable prodigio.Volvió después a Madrid y se alquiló como obrero en una finca, pero los otros peones, llenos de envidia lo acusaron ante el dueño de que trabajaba menos que los demás por dedicarse a rezar y a ir al templo. El dueño le puso entonces como tarea a cada obrero cultivar una parcela de tierra. Y la de Isidro produjo el doble que las de los demás, porque Nuestro Señor le recompensaba su piedad y su generosidad.En el año 1130 sintiendo que se iba a morir hizo humilde confesión de sus pecados y recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente. A los 43 años de haber sido sepultado en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver y estaba incorrupto, como si estuviera recién muerto. Las gentes consideraron esto como un milagro. Poco después el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo y los médicos dijeron que se moriría de aquella enfermedad. Entonces sacaron los restos de San Isidro del templo a donde los habían llevado cuando los trasladaron del cementerio. Y tan pronto como los restos salieron del templo, al rey se le fue la fiebre y al llegar junto a él los restos del santo se le fue por completo la enfermedad. A causa de esto el rey intecedió ante el Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri.

lunes, 14 de mayo de 2012

ESPEREMOS CON GOZO LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO
27 DE MAYO DE 2.012

FIESTA DE "PENTECOSTES


PREPAREMOS NUESTRO CORAZON PARA VIVIR CON MUCHA ALEGRIA LA VENIDA DE
EL SANTO ESPIRITU DE DIOS



PARA LUEGO PODER ALABAR A DIOS
EN ESPIRITU Y EN VERDAD


DOMINGO 20 DE MAYO CELEBRAMOS
"LA ASCENSION DEL SEÑOR"



EL SEÑOR AL SER LLEVADO A LOS CIELOS NOS DEJA EL MAS IMPORTANTE DE LOS MANDAMIENTOS
"AMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS HE AMADO"






¡¡¡TODO LO QUE EL AQUI DEJO NO PASO Y SIEMPRE VA A EXISTIR!!!



viernes, 11 de mayo de 2012

CANTO DE GLORIA EN LA VIGILIA PASCUAL
EL MOMENTO DONDE TODA LA TIERRA DESBORDA DE ALEGRIA
UNIDA A LOS COROS CELESTIALES ALABA A LA SANTISIMA TRINIDAD
CUBIERTA DE GLORIA ANTE LA CONMEMORACION DE LA RESURRECCION DE
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


MOMENTO DONDE LA IGLESIA SE ILUMINA CON LA  LUZ RADIANTE DEL SEÑOR RESUCITADO
MOMENTO DONDE NOS LLENAMOS DE GOZO AL SABER QUE EL SEÑOR A VENCIDO A LA MUERTE Y AL PECADO
EN ESTA NOCHE SANTA EL SEÑOR PAGO TODAS NUESTRAS CULPAS AUN AQUELLAS QUE NO COMETIMOS
POR QUE EL PECADO FUE DESTRUIDO POR LA MUERTE DE JESUCRISTO EN LA CRUZ.
EL PECADO YA NO EXISTE, ESTO NO QUIERE DECIR QUE COMETAMOS PECADOS POR QUE EL YA LO HA DESTRUIDO, SINO QUE POR MEDIO DE ESO ALCANCEMOS LA SANTIDAD.



EN VERDAD CRISTO A RESUCITADO ALELUYA!!!
ANUNCIO DE LA RESURRECCION DEL SEÑOR
PREGON PASCUAL DE KIKO ARGUELLO
CANTO LITURGICO



CANTICO QUE NOS REVELA LA VERDAD SOBRE NUESTRA SALVACION Y SOBRE TODO ANUNCIA AL MUNDO EL GOZO DE QUE CRISTO EN VERDAD  HA RESUCITADO
LA POSTURA DE LOS PAPAS SOBRE EL CAMINO NEOCATECUMENAL

Bautismo y neocatecumenado:
"Sois muy necesarios en la Iglesia de hoy"
Un "Catecumenado posbautismal"

Pablo VI a las comunidades neocatecumenales, audiencia del 8 de mayo de 1974, Texto en Notitiae 95-96 (julio-agosto 1974) 230, con inclusiones de la grabación.
Saludamos al grupo de sacerdotes y laicos que representan el movimiento - he aquí los frutos del Concilio! - de las comunidades neocatecumenales, llegados a Roma de muchas diócesis de Italia y de otros países para un encuentro sobre el tema de la evangelización en el mundo contemporáneo, tema que será examinado en la próxima asamblea del Sínodo de los obispos.
Cuánta alegría y cuánta esperanza nos dais con vuestra presencia y con vuestra actividad!
Sabemos que en vuestras comunidades os esforzáis todos juntos en comprender y desarrollar las riquezas de vuestro bautismo y las consecuencias de vuestra pertenencia a Cristo. Tal empeño os lleva a daros cuenta de que la vida cristiana no es otra cosa que una coherencia, un dinamismo permanente que deriva del hecho de haber aceptado estar con Cristo y prolongar su presencia y su misión en el mundo.
Este propósito, que para vosotros es un modo consciente y auténtico de vivir la vocación cristiana, se traduce también en un testimonio eficaz para los otros, en un estímulo para el redescubrimiento y la recuperación de los valores cristianos verdaderos, auténticos, efectivos, que de otro modo podrían quedar olvidadas. No! Vosotros los hacéis evidentes, emergen y les dais un esplendor moral verdaderamente ejemplar, precisamente porque así, con este espíritu cristiano vivís esta comunidad neocatecumenal.
Vivir y promover este despertar es considerado por vosotros como una forma de catecumenado posbautismal, que podrá renovar en las comunidades cristianas de hoy aquellos efectos de madurez y de profundización que en la Iglesia primitiva eran realizados en el período de preparación para el bautismo.
Vosotros lo hacéis después: yo diría que el antes o después es secundario. El hecho es que vosotros miráis a la autenticidad, a la plenitud, a la coherencia, a la sinceridad de la vida cristiana. Y esto tiene un mérito grandísimo, repito, que nos consuela enormemente y que nos sugiere e inspira los augurios, los votos y las bendiciones más copiosas para vosotros y para todos aquellos que os asisten y para cuantos vosotros podéis con vuestro saludo y con vuestro mensaje saludar de nuestra parte.
Nos alegra saber que ayudáis a tomar conciencia de esto en muchas parroquias. Nos alegra particularmente saber que en toda vuestra iniciativa estáis sumamente atentos a la dependencia de vuestros pastores y a la comunión con todos los hermanos. Os alentamos por esta sensibilidad eclesial, que es siempre garantía de la presencia edificadora del Espíritu.

Actualidad del neocatecumenado

Pablo VI, audiencia general del 12 de enero de 1977. Texto tomado de la grabación original de Radio Vaticano.
La presencia en esta audiencia de un grupo tan notable por su número - sois casi vosotros solos - y por la dignidad de los participantes - vuestros dirigentes y, sobre todo, el grupo de obispos, que habéis traído con vosotros - pertenecientes a las comunidades neocatecumenales, nos ofrece la ocasión de llamar la atención de nuestros visitantes y de cuantos escuchan esta palabra familiar nuestra, por lo tanto, sobre dos acontecimientos de la Iglesia católica. El primero es el Sínodo del episcopado de 1974, de hace tres años, que tuvo entonces como tema la evangelización , la evangelización en nuestro tiempo: cómo hacer hoy para propagar el evangelio. Este fue el tema del Sínodo del 74, que dio materia a nuestra posterior exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, que fue publicada el 8 de diciembre de 1975. Si tuviésemos la veleidad de hacer propaganda de nuestros documentos, querríamos casi recomendarlo. Porque es tan denso, tan tributario de todo lo que dijeron los obispos en el Sínodo - ha querido interpretar, recoger y ordenar todas sus ideas, haciendo accesible su lenguaje, lo más simple posible -, que nos hace, repito, recomendarlo especialmente a vosotros, que queríais ser los neocatecumenales, es decir, que queréis instruir y evangelizar a esa gran muchedumbre de pueblos que lográis atraer. Creo que haríais un buen servicio, tanto a vosotros como a vuestros seguidores y discípulos.
El segundo acontecimiento es futuro todavía, pues tendrá lugar este año, empezando el 30 de septiembre: el próximo Sínodo episcopal. Tendremos aquí unos doscientos obispos, procedentes de todas las partes del mundo, nombrados por sus respectivas conferencias episcopales. Cuál será el tema ? Nuevamente el tema de la evangelización, bajo otro aspecto, que es el de la catequesis, es decir, cómo enseñar la religión, especialmente a los niños, a los adolescentes, a la juventud y también a los hombres maduros, en este momento de nuestra civilización; cómo llegar a ser maestros de catecismo. Son los obispos los que han querido este tema. Lo tomaremos de nuevo y lo desarrollaremos. Digo esto para afirmar cómo vosotros, catecumenales, estáis de actualidad.
Esto demuestra hasta qué punto la conciencia de la misión fundamental de la Iglesia, que es la de difundir el mensaje evangélico, según el último mandato de Jesús, al término de su presencia visible sobre la tierra - cuáles fueron sus palabras ? Id y predicad !, "Id y enseñad a todas las naciones" - esta conciencia, repito, está vigilante y operante en nuestra Iglesia de hoy. Cuántas veces, al examinar la historia pasada, que ha caracterizado los períodos de la historia de la Iglesia, se dice: "Pero, de qué se ocupaban?" Había guerra entre ciertos estados, o bien había las famosas cuestiones dogmáticas, etc., que interesaban, sí y no, a la opinión pública y al apostolado pastoral. La Iglesia ha vuelto de nuevo a sus funciones y sus deberes pastorales, y el primer deber pastoral es el de anunciar el evangelio, ir al encuentro del mundo y decir: "Mira, te traigo el mensaje"; el mensaje que los ángeles trajeron a la tierra: "Gloria a Dios y paz en la tierra" y después el mensaje de Cristo de anunciar el evangelio, es decir, la palabra buena, que Jesucristo nos enseñó.

El catecumenado: preparación al bautismo
El neocatecumenado: después del bautismo

Pablo VI, audiencia general del 12 de enero de 1977. Texto tomado de la grabación original de Radio Vaticano.
La palabra catecumenado hace referencia al bautismo. Catecumenado era el período de preparación al bautismo. El bautismo, ahora, no tiene ya, por lo menos difusiva y didácticamente, este desarrollo. Entonces estos (los catecumenales) dicen: "Bien, lo haremos después del bautismo". No ha sido suficiente la gracia santificante. Es más: la gracia santificante no ha hecho más que encender un fuego, que debe ser después luz, que se propaga durante la vida. San Agustín hace referencia a esto: "No podemos anticipar? Hagamos después el catecumenado", es decir, la instrucción, la educación, la madurez, todo el arte educativo de la Iglesia, después del bautismo.
El sacramento de la regeneración cristiana debe volver a ser lo que era en la conciencia y en la costumbre de las primeras generaciones del cristianismo. La praxis, la práctica, que es norma de la Iglesia, introdujo la santa costumbre de dar el bautismo a los recién nacidos. Por eso es necesario el padrino que suple y habla en nombre del bautizado. Pero el bautizado no saca ningún provecho de esta atestación que el padrino da al sacerdote, dejando que el rito bautismal concentrase ahora litúrgicamente - en efecto la liturgia todavía conserva vestigios de esta iniciación preparatoria - la preparación que, en los primeros tiempos, cuando la sociedad era profundamente pagana, precedía al bautismo y que se llamaba catecumenado. Más tarde la Iglesia concentró este período. Por qué? Porque las familias eran todas católicas, eran todas buenas, todas cristianas; la sociedad, en el fondo, estaba orientada cristianamente; se aprendía a lo largo de la vida. Pero ahora que la sociedad ya no es uniforme, homogénea, sino que es pluralista, es más, está toda ella llena de contradicciones y de obstáculos al evangelio en sí mismo, en el ambiente social de hoy, es necesario que este método sea integrado por una instrucción, por una iniciación posterior, como decía, al estilo de vida propio del cristiano, que debe ser hecha después del bautismo.
Este es el secreto de vuestra fórmula. Es decir: da una asistencia religiosa, confiere una preparación práctica a la fidelidad cristiana y realiza una inserción efectiva en la comunidad de los creyentes, que es la Iglesia, después de que uno ya ha entrado, efectiva y sobrenaturalmente, en la Iglesia; ha sido como una semilla que no ha tenido todavía tiempo de desarrollarse.
He aquí pues, el renacer de la palabra catecumenado que, ciertamente, no quiere invalidar ni disminuir la importancia de la disciplina bautismal vigente, sino que la quiere aplicar con un método de evangelización gradual e intensivo, que recuerda y renueva, en cierto modo, el catecumenado de otros tiempos. El que ha sido bautizado necesita comprender, pensar de nuevo, apreciar y decir amén a la inestimable riqueza del sacramento recibido.

Lo que hacían los catecúmenos en la Iglesia primitiva lo hacen ahora las comunidades neocatecumenales.

Juan Pablo II: visita a la parroquia de San Timoteo, Roma 10 de febrero de 1980. Cf L'Osservatore Romano, 11-12 de febrero de 1980.
Los catecúmenos, especialmente en los pueblos tradicionalmente católicos, son los niños pequeños, los recién nacidos. Pero estos no son catecúmenos porque no pueden ser preparados para el bautismo. Los catecúmenos de los primeros siglos constituían una realidad muy importante en la Iglesia: yo creo que, lo que hacían ellos para la fe en aquella época, lo hacen ahora las comunidades neocatecumenales. Pero lo hacen porque han sido bautizados por otros al comienzo de la vida. El sentido del catecumenado es el de prepararse al bautismo: prepararse, en el sentido pleno de la palabra, quiere decir ser introducidos en los misterios de Dios viviente, porque en el bautismo se recibe no sólo el nombre de cristiano, sino también la participación en Cristo mismo, en el misterio de Dios viviente para el hombre. Los testimonios que me habéis traído prueban todos que hay un momento de la gracia, un momento de iluminación, un momento en el que se encuentra a Dios viviente que quiere vivir en vuestra vida, vivir vuestra vida. Esto es de mucho valor para vuestra experiencia personal de cristianos, pero sobre todo es de mucho valor para la formación apostólica. Esta experiencia debe estar como base de toda formación apostólica, digamos catequética. No solamente hay que conocer fórmulas de fe y teología, sino que hay que entrar también en contacto con el misterio de la vida divina, abierta a todos nosotros con Jesucristo. Solo después de la experiencia personal se puede dar testimonio. Os deseo que profundicéis cada vez más vuestra fe y que reine siempre en vosotros la alegría.

Neocatecumenado: camino para descubrir el propio bautismo.

Juan Pablo II: visita a la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y de los Santos Mártires Canadienses, 2 de nombre de 1980. Cf L'Osservatore Romano, 2-4 de noviembre de 1989, con inclusiones de la grabación.
El domingo 2 de noviembre, el santo padre se trasladó a visitar la parroquia del Santísimo Sacramento y de los Santos Mártires Canadienses en Villa Massimo. En la iglesia, celebró la eucaristía en presencia de los cardenales Poletti y Roy, del obispo auxiliar Oscar Zanera y de la comunidad parroquial.
El Papa descendió a la cripta de la iglesia, de ambiente altamente sugestivo; a la entrada hay una gran piscina bautismal, excavada en el pavimento y de donde mana una fuente de agua viva. Al fondo, en la parte opuesta, la cátedra, adosada a un largo muro "afrescado" con escenas sagradas. Delante de la cátedra una gran mesa eucarística sobre la que lucía el cirio pascual. Alrededor unas quinientas personas: los hermanos de las comunidades neocatecumenales que, desde hace doce años, recorren el camino en esta parroquia.
El padre Guillermo Amadei presentó al santo padre las once comunidades que actualmente recorren su camino: la primera formada en 1968 y las dos últimas en la pascua pasada. El padre Amadei subrayó también la ayuda enorme dada por los catequistas, que han surgido de estas comunidades, al plan pastoral de la parroquia, centrado todo él en la evangelización, así como a muchas otras parroquias de Roma, de Italia y de otros muchos países de distintos continentes.
Tomó después la palabra Kiko Argüello, que habló ampliamente de su experiencia espiritual y del largo itinerario que le llevó a la conversión:
"
Kiko habló también del gran esfuerzo de síntesis teológica y catequética al que fue obligado dada la humildad de la gente que lo escuchaba y que no estaba capacitada para comprender abstracciones. Con la ayuda de Carmen Hernández y siguiendo la línea del Concilio, la levadura nacida en el corazón de Kiko se transformó en un itinerario de fe, en un catecumenado progresivo, por etapas, en obediencia total, que se propone como una ayuda a las parroquias para la catequesis: para llevar a los adultos dentro de la comunidad cristiana a revivir de modo pleno el evangelio, a través del descubrimiento de los dones del bautismo.
Profundamente interesado en la larga narración de la experiencia espiritual de Kiko Argüello y de los orígenes del Camino neocatecumenal, el santo padre habló a su vez largamente, profundizando con sinceridad y con espíritu de amor el sentido eclesial de las comunidades neocatecumenales, improvisando el siguiente discurso, recogido de viva voz durante el encuentro:
Deseo sobre todo deciros que os quiero, viéndoos en tan gran número, reunidos todos juntos: adultos, jóvenes, muchachos, niños, con vuestros sacerdotes. Os quiero. He seguido con interés las informaciones facilitadas por vuestro presbítero. Debo deciros que no es la primera vez que escucho su palabra y también su entusiasmo por el movimiento neocatecumenal que, al ser "camino", es también movimiento. Luego he escuchado con interés el testimonio de vuestro primer catequista.
Qué puedo deciros? Sobre todo esto: que la palabra pronunciada más a menudo ha sido la palabra fe. Y todos vosotros sois fieles; quiero decir: poseéis la fe. Pero hay algo más: muchos poseen la fe, pero vosotros habéis recorrido un camino para descubrir vuestra fe, para descubrir el tesoro divino que lleváis en vosotros, en vuestras almas. Y habéis hecho tal descubrimiento descubriendo el misterio del bautismo. Es verdad que son muchos los bautizados en el mundo. Ciertamente todavía son una minoría entre los ciudadanos del mundo, pero son muchos. Entre estos bautizados no sé cuántos son conscientes de su bautismo, no simplemente del hecho de ser bautizados, sino de qué quiere decir ser bautizados, de qué quiere decir el bautismo.
La senda o el camino para descubrir la fe por medio del bautismo, es el camino que todos nosotros encontramos en la enseñanza de Cristo, en el evangelio.
Lo encontramos, y diría incluso de modo profundo, mediante la reflexión, en las cartas de Pablo. El nos ha mostrado cuál es la profundidad inmensa del misterio del bautismo, qué quiere decir esta inmersión en el agua bautismal, comparando la inmersión en la muerte de Cristo, muerte que nos ha traído la redención y muerte que nos trae la resurrección. De esta forma todo el misterio pascual está como resumido en el sacramento, quiero decir en el misterio del bautismo.
Así pues, descubrir la profunda dinámica de nuestra fe es descubrir el pleno contenido de nuestro bautismo. Si entiendo bien, vuestro camino consiste esencialmente en esto: descubrir el misterio del bautismo, descubrir su pleno contenido y así descubrir qué quiere decir ser cristiano, creyente.
Este descubrimiento está, podemos decir, en la línea de la tradición, tiene raíces apostólicas, paulinas, evangélicas. Este descubrimiento es al mismo tiempo original. Ha sido siempre así y así seguirá siendo. Siempre que un cristiano descubre la profundidad del misterio de su bautismo, realiza un acto totalmente original y esto no se puede hacer sino con la ayuda de la gracia de Cristo, con la ayuda de la luz del Espíritu Santo, porque es misterio, porque es realidad divina, realidad sobrenatural y el hombre natural no puede comprenderla, descubrirla, vivirla. En resumen, se debe decir: todos vosotros, que habéis obtenido la gracia de descubrir la profundidad, la plena realidad de vuestro bautismo, debéis estar muy agradecidos al dador de la gracia, al Espíritu Santo, que os ha concedido esa luz, la ayuda de la gracia para obtener este don una vez y después continuar. Esta es la conclusión de la primera parte de la reflexión.
El Señor me permitió hacer una experiencia de absurdo, de ateísmo, hasta que al fin tuvo misericordia de mí: me humilló hasta hacerme suficientemente pobre como para pedirle ayuda a él, y después me llevó a vivir entre los pobres sin que yo supiera cuál era verdaderamente el camino del Señor. Me fui a vivir entre los pobres de las chabolas de Madrid, sin saber que Dios tenía preparado un proyecto del cual hoy yo mismo estoy sorprendido, maravillado y, al mismo tiempo, asustado; porque sé que esto probablemente no se hace sin muchísimo sufrimiento".

Camino del hombre nuevo

Juan Pablo II: visita a la parroquia de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento y de los Santos Mártires Canadienses, 2 de noviembre de 1980. Cf L'Osservatore Romano 3-4 de noviembre de 1980, con inclusiones de la grabación.
Y he aquí brevemente la segunda parte: descubrir el bautismo como comienzo de nuestra vida cristiana, de nuestra inmersión en Dios, en el Dios viviente, y en el misterio de redención, en el misterio pascual, descubrir nuestro bautismo como comienzo de nuestra vida simplemente cristiana, debe constituir el comienzo del descubrimiento de toda nuestra vida cristiana, paso a paso, día a día, semana tras semana, período de vida tras período de vida, porque la vida cristiana es un proceso dinámico. Se comienza, se bautizan normalmente los pequeños, los niños poco después del nacimiento, pero luego crecen; crece el hombre, debe crecer también el cristiano. Entonces se debe proyectar el descubrimiento del bautismo sobre toda la vida, sobre todos los aspectos de la vida; se debe ver también, teniendo como base este comienzo sacramental de nuestra vida, toda su dimensión sacramental porque la vida entera tiene una pluriforme dimensión sacramental.
Tenemos los sacramentos de la iniciación: bautismo, confirmación, para alcanzar la plenitud, el punto central de tal iniciación es la eucaristía. Sabemos bien, sin embargo, que los padres de la Iglesia han hablado del sacramento de la penitencia como nuevo bautismo, como segundo bautismo, segundo, tercero, décimo, etc.
Podemos hablar también del último bautismo de la vida humana, el sacramento de los enfermos; y tenemos, además, los sacramentos de la vida comunitaria: sacerdocio, matrimonio. La vida cristiana tiene toda una estructura sacramental y debe ir encuadrada en el descubrimiento del propio bautismo, en una estructura que es esencialmente santificante, porque lo sacramentos abren camino al Espíritu Santo. Cristo nos ha dado el Espíritu Santo en su plenitud absoluta. Solamente hay que abrir los corazones, hay que abrir camino. Los sacramentos abren camino al Espíritu Santo que actúa en nuestras almas, en nuestros corazones, en nuestra humanidad, en nuestra personalidad; nos construye de nuevo, crea un hombre nuevo.
Así pues, este camino, camino de la fe, camino del bautismo descubierto de nuevo, debe ser un camino del hombre nuevo; este ve cuál es la verdadera proporción, o mejor la desproporción de su entidad creada, de su creaturalidad respecto al Dios creador, a su majestad infinita, al Dios redentor, al Dios santo y santificador, y trata de realizarse bajo aquella perspectiva. Se impone así el aspecto moral de la vida que debe ser otro e incluso yo diría el mismo fruto, si se descubre de nuevo la estructura sacramental de nuestra vida cristiana: sacramental quiere decir en efecto santificante. Se debe descubrir al mismo tiempo la estructura ética, porque lo que es santo es siembre bueno, no admite el mal, el pecado: sí, el santo, el más santo de todos, Cristo, acepta a los pecadores, los acoge, pero para hacerlos santos. Todo esto es, pues, el programa. Y así tenemos el punto segundo, la segunda conclusión; descubriendo el bautismo como comienzo de nuestra vida cristiana en toda su profundidad, debemos descubrir después las consecuencias, paso a paso, en toda nuestra vida cristiana. Por tanto debemos hacer un camino, debemos hacer un camino.

Camino para vivir profundamente el misterio de ser hijos de Dios

Juan Pablo II: visita a la parroquia de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, Roma, 14 de diciembre de 1980. Cf L'Osservatore Romano, 15-16 de diciembre de 1980.
Nos hemos encontrado muchas veces en varias parroquias de Roma, la última vez fue en la parroquia de los Mártires Canadienses. Al llegar aquí he encontrado a muchos niños y los he abrazado. Esto me ha hecho pensar rápidamente en las palabras del Señor que dijo que todos nos debemos "hacer como niños" (Mt 18,3), aunque tengamos cincuenta o sesenta años como yo, o más; debemos ser como niños. Se trata precisamente de la filiación sobrenatural, que echa raíces en nosotros y comienza en el momento del bautismo.
Vosotros que, como neocatecúmenos, estáis centrados en vuestra espiritualidad en el misterio del bautismo, debéis vivir profundamente el misterio de la filiación divina, el misterio de ser hijos de Dios y todo lo que procede de esta realidad que constituye el auténtico dinamismo de la filiación divina.
Esto es esencialmente lo que os quería decir; pero os lo digo de una manera particular porque sois parroquianos de la parroquia de la Natividad, donde el misterio del Hijo de Dios hecho hombre está en el centro de la vida comunitaria y también porque ya está próxima la fiesta de navidad. Os deseo que caminéis siempre, y progreséis siempre en esa realidad interior y sobrenatural que es la realidad de la gracia, de la gracia de los hijos adoptivos de Dios, hechos semejantes a su Hijo unigénito que se hizo hombre para atraernos y para hacernos semejantes a él.
Cuando el Papa acabó de pronunciar estas palabras, Kiko le presentó a algunos catequistas itinerantes que, formados en la parroquia de la Natividad, están ahora llevando su testimonio a varios países del mundo. Entre ellos había un joven sacerdote que acababa de volver de América Latina. El sacerdote quiso explicar a Juan Pablo II la dramática situación con que misioneros y catequistas tienen que enfrentarse especialmente en Centroamérica y en América del Sur.
"Necesitamos, dijo el sacerdote, ser alentados, santo padre, porque es muy difícil la situación que Centroamérica está viviendo. Volvemos aquí como san Pablo preguntándonos si corremos en vano, porque nos encontramos en una situación en que no sabemos si la Iglesia es la de la revolución, como muchos dicen allí, o si es anunciar a Jesucristo".
Antes de que el sacerdote hubiese acabado de hablar, el Papa dijo con voz fuerte y clara:
"Te doy ya la respuesta: ANUNCIAD A CRISTO! A CRISTO SOLAMENTE!"
(Un caluroso aplauso subrayó las palabras del supremo Pastor).
Puedo añadir - continuó el Santo Padre - que no pasa un solo día sin que yo rece por esos países, sobre todo por los más atormentados, a los cuales sigo con amor y confianza. Tenéis que saber - concluyó el Papa después de una breve pausa - que allí hay también una Madre muy fuerte!

No basta ser cristianos, es necesario hacerse cristianos cada día

Juan Pablo II: Visita a la parroquia de Santa Francesca Cabrini, Roma, 4 de diciembre de 1983. Cf L'Osservatore Romano, 5-6 de diciembre de 1983, incluida la grabación.
Me complace veros a vosotros, a vuestras familias y a vuestros hijos. Todos nosotros somos hijos de Dios, llegamos a serlo por el bautismo, sacramento grande y yo diría que tremendo; no lo parece porque es un sacramento muy suave que se realiza con agua, con aceite, con el santo crisma (esta mañana he bautizado a una niña). Y además este sacramento tan suave y que estamos acostumbrados a conferirlo a los recién nacidos, este sacramento tiene una profundidad tremenda, estupenda, porque nos sumerge en la muerte redentora de Cristo, nos sumerge en esta muerte para hacernos resucitar con Cristo y así participar en su obra. Es el único camino para llegar a ser hijos de Dios, el único camino sacramental para llegar a ser hijos de Dios, el único camino sacramental para llegar a ser hijos, para participar en la vida que Cristo nos ha traído, manifestándola en su resurrección.
Lo que os digo toca lo más profundo de vuestro movimiento que se llama neocatecumenal. El catecumenado era una institución muy antigua en la Iglesia. Cuántos catecúmenos han pasado por esta Roma antigua de los césares, por esta Roma romana, pagana!, y cuántos se han preparado con el catecumenado al bautismo ya de mayores! Pero hoy el bautismo, el mismo sacramento, se ha convertido en un sacramento de pequeños, de niños recién nacidos y este camino catecumenal viene pospuesto al bautismo: el catecumenado se convierte así en algo de toda la vida, sí toda la vida somos catecúmenos!
Falta el catecumenado institucional, el de la primera época cristiana, pero así el catecumenado ha llegado a ser una misión de nuestra vida cristiana, de nuestra vida de fe. He aquí vuestro movimiento, y desde aquí saludo a su inspirador (lo conozco bien!), vuestro movimiento está centrado sobre este proceso de llegar a ser hijos de Dios, de llegar a ser cristianos, y esto es muy importante!
Muchos piensan: "Pero nosotros ya somos cristianos". Dicen "somos cristianos" sin saber de qué se trata, porque hay que llegar a ser cristiano, llegar a serlo cada día, descubrir cada día qué quiere decir christianus, Christo adscriptus. En la ciudad de Antioquía se comenzó por vez primera a llamar "cristianos" a los discípulos de Cristo, los secuaces cristianos. Esto hay que descubrirlo, descubrirlo cada día, descubrirlo cada vez más, porque el misterio del bautismo es muy profundo; es un misterio divino y al mismo tiempo humano; la realidad divina toca al ser humano, al mismo ser humano, y este llega a ser hijo de Dios adoptivo..., basta!
Vosotros concretamente reflexionáis mucho, meditáis mucho en estas verdades, en estas realidades. Yo tengo que hacer notar aquí en la parroquia de Santa Francesca Cabrini que vuestro movimiento constituye aquí un fermento, fermento que debe penetrar en la masa y en el mundo de los cristianos en general. No todos son conscientes de esto ni todos lo cumplen: sois levadura, debéis fermentar esta comunidad - son cerca de veinte mil personas - fermentarla con una conciencia de la dignidad humana envuelta en la realidad de la filiación divina.

Realizar la dimensión bautismal significa vivir la auténtica identidad del ser cristiano

Juan Pablo II: audiencia particular a dos mil sacerdotes de las comunidades neocatecumenales, Ciudad del Vaticano, 9 de diciembre de 1985. Cf L'Osservatore Romano, 11 de diciembre de 1985.
He escuchado con vivo interés las palabras que, en nombre de todos vosotros, me ha dirigido Kiko Argüello, el cual ha querido explicar cómo todas las comunidades del Camino neocatecumenal, esparcidas por diversas naciones, se han comprometido en continua oración y meditación por el Sínodo extraordinario, que se ha celebrado a los veinte años de la conclusión del concilio Vaticano II.
Vuestra participación espiritual en la preparación y vuestra presencia en la ceremonia conclusiva del Sínodo han sido una manifestación significativa y solemne de vuestra fidelidad a Cristo redentor y a la Iglesia peregrina, que transmite a los hombres la gracia, especialmente con los signos sacramentales, los cuales recuerdan y hacen actual la eficacia de la redención.
Tengo la satisfacción de recordar en esta audiencia los muchos encuentros que he tenido con varias de vuestras comunidades, sobre todo en las visitas pastorales en mi diócesis de Roma, encuentros en los que he estimulado vuestra experiencia espiritual, que se funda en el valor básico del sacramento del bautismo, con la conciencia de que realizar la dimensión bautismal significa, principalmente, vivir la realidad auténtica del ser cristiano; significa unirse íntimamente con Cristo eucaristía; significa amar concreta y eficazmente a todos los hombres como hermanos en Cristo; significa plantear y dirigir las propias opciones morales en conformidad y sintonía con las promesas bautismales.
Este camino, camino de la fe, camino del bautismo descubierto de nuevo - dije a vuestros amigos de la Iglesia de los Santos Mártires Canadienses en Roma - debe ser un camino del hombre nuevo; este ve cuál debe ser la verdadera proporción o, mejor, la desproporción de su entidad creada, de su carácter de criatura, respecto del Creador, a su majestad infinita, al Dios redentor, al Dios santo y santificador, y trata de realizarse en esa perspectiva.

Por medio de vuestro "Camino" se comprende el tesoro que fue el catecumenado para la Iglesia

Juan Pablo II: visita a la parroquia de Santa María Goretti, Roma, 31 de enero de 1988. Cf L'Osservatore Romano, 1-2 de febrero de 1988.
Os doy las gracias por este encuentro y por todos los testimonios que habéis dado. Escuchándoos y encontrándome con vosotros, pienso en el Catecumenado en general, no sólo con categorías históricas. El Catecumenado ciertamente pertenece a la historia de la Iglesia primitiva y misionera, pero a través de vuestro camino y de vuestras experiencias se ve qué tesoro ha sido para la Iglesia el Catecumenado como método de preparación del bautismo.
Cuando estudiamos el bautismo, cuando administramos este sacramento principal de nuestra fe, cuando leemos las palabras de san Pablo a los romanos, vemos más claramente que la práctica en el día de hoy se ha convertido en insuficiente y superficial. Si se trata de la naturaleza sacramental del bautismo, si se trata de las promesas bautismales, que son en su esencia un programa de toda la vida nueva, la vida en Cristo, todo eso se practica y se realiza en la liturgia de la Iglesia hoy. Pero al mismo tiempo vemos también cómo, sin el catecumenado previo, esta es insuficiente, inadecuada al gran misterio de la fe y del amor de Dios que es el sacramento del bautismo: la inmersión en la muerte de Cristo y en su resurrección que es inmersión en la misma vida de Dios, inmersión en la Santísima Trinidad.
Naturalmente hay una explicación de las circunstancias por las cuales el catecumenado de la Iglesia primitiva y misionera desapareció con el tiempo. Fue a partir de un momento en que el bautismo estuvo más presente en las familias y los padres - impulsados por la fe - querían bautizar a sus hijos. Ciertamente estos niños no podían estar preparados al bautismo con la metodología del catecumenado, eran muy pequeños. Esta metodología ha sido mantenida en los países de misión y, a veces, da la impresión de que la fe de esos neófitos, de esos nuevos cristianos de Africa y de otros países del mundo que deben pasar por una experiencia de catecumenado casi análoga a la del catecumenado primitivo, que dura más de dos años, es más madura y ellos mismos parecen cristianos más maduros que nosotros, que pertenecemos a naciones y países en los que nos gloriamos de una vieja cristiandad y en los que el catecumenado, en su sentido primitivo y misionero, ha desaparecido. El catecumenado no ha desaparecido del todo, pero ha sido sustituido por una catequesis llevada adelante por la Iglesia, con una información, una enseñanza y una educación cristiana en las familias. Todo esto es un equivalente del catecumenado en el sentido primitivo y misionero de la palabra. Pero es algo que se hace después del sacramento. Vosotros pertenecéis a la categoría de cristianos porque habéis recibido el bautismo tal como se hace hoy: en la familia, en la parroquia, en la Iglesia contemporánea.

La palabra "camino" es muy apropiada. Incluso el nombre es bonito: "neocatecumenal"

Juan Pablo II: visita a la parroquia de Santa María Goretti, Roma, 31 de enero de 1988. Cf L'Osservatore Romano, 1-2 de febrero de 1988.
A través de vuestro camino catecumenal - y debo decir que la palabra "camino" es muy apropiada -, se puede reconstruir lo que una vez era el verdadero catecumenado, más aún, se puede profundizar más en él. Porque es así como se puede llegar a recibir todos los frutos del bautismo vividos como se vivían en las comunidades primitivas, por los primeros cristianos, por las primeras generaciones cristianas que estaban dispuestas a todo, incluso al martirio por Cristo y llevaban una vida muy coherente.
También eran pecadores, porque el hombre, incluso después del bautismo, sigue siendo un pecador potencial. Pero en la vida de los primeros cristianos había una fuerza que podía, en una época que le era adversa como la de las persecuciones, la del paganismo, la de una cultura pagana y, diría, muy mundana (sabemos muy bien cómo era la vida de Roma en los primeros años de la era cristiana) había una fuerza que podía animar una cristianización que se difundía, no sólo entre las personas y las familias, sino que llegaba hasta naciones enteras. Ciertamente, cuanto más aumentaba la cantidad de la cristianización, más decaía la calidad de la misma.
Claro que nosotros hoy, en los países de la vieja cristiandad, sobre todo en los países de Europa, advertimos el agotamiento de nuestro cristianismo interior, de lo que debería ser el fruto de nuestro bautismo. El bautismo es el sacramento que contiene todo el proyecto de la vida cristiana, no es el único sacramento, pero es el sacramento de iniciación y del fundamento, y sabemos bien que un edificio crece según sean sus cimientos.